Se proyecta un pequeño espacio, de aproximadamente 15 metros cuadrados, anteriormente ocupado por una heladería vinculada al bar colindante, que ha sido transformado para la venta y degustación de vinos, en un modelo híbrido de comercio-bar.
El local se integra en la calle Estafeta de Pamplona -popular por ser parte del recorrido de los encierros de toros durante las fiestas de San Fermín- mediante el uso de texturas y despieces en pavimentos en continuidad con el solado exterior, pretendiendo materializar un pequeño fragmento cubierto de calle, a modo de refugio, de límite interior-exterior difuso.
En paredes, techos y mobiliario únicamente se hace uso de dos materiales: madera de roble, y paneles de acabado cementoso, en alusión a los habitualmente presentes en los procesos de elaboración de vino.
15 m²
Iñigo Araiz, Pablo Floristán
Fotografía: Pedro Pegenaute
Iñigo Araiz, Pablo Floristán